EL RIESGO DE LA BANALIZACIÓN

La Sociedad Científica Española para el estudio del Alcohol y las Drogas (Socidrogalcohol), a través de una amplia diversidad de expertos en el ámbito, recoge en la Guía Clínica de Cannabis algunas de las consecuencias negativas, así como los riesgos de la banalización del consumo de cannabis, recogiendo evidencias científicas que muestran que el consumo de esta sustancia se asocia a diversos problemas de salud y psicosociales. Entre estos riesgos destacan: 

  • El riesgo de desarrollar un trastorno adictivo. Aproximadamente un 25% de las personas que lo consumen acaban desarrollando una adicción (Leung et al., 2020), los mayores y más repetidos consumos asociados a ésta conllevan una mayor toxicidad y una mayor probabilidad de presentar otros trastornos adictivos. 

  • Deterioro de la coordinación motora y la toma de decisiones tras el consumo agudo, lo que se asocia con una mayor accidentabilidad en la conducción de vehículos de motor. Este riesgo de accidentabilidad se manifiesta de modo más claro y se potencia cuando el consumo de cannabis se asocia con la ingesta de bebidas alcohólicas o con el uso de otros depresores centrales (como medicamentos tranquilizantes, pastillas para dormir o algunas otras sustancias psicoactivas).  

  • Una disminución de las capacidades de concentración, memorización y aprendizaje, lo que puede conllevar un deterioro en el rendimiento académico o laboral, así como en el deportivo, sobre todo en personas jóvenes y durante la adolescencia. 

  • El consumo de cannabis se asocia con un incremento en la probabilidad de aparición de trastornos psicóticos, fundamentalmente en personas con una predisposición a ellos, así como con algunos otros trastornos, como las crisis de ansiedad. Su consumo interfiere en la recuperación de los pacientes en tratamiento por estos trastornos psiquiátricos. 

  • Un mayor consumo de otras sustancias adictivas. Las personas que fuman “porros” tienen más probabilidades de hacer también “atracones” de alcohol, así como de consumir otras sustancias psicoactivas, como la cocaína. Para quienes han desarrollado un trastorno adictivo (al alcohol o a sustancias ilegales), el consumo continuado de cannabis puede interferir en la recuperación de su adicción a estas sustancias.