El cannabis continúa siendo la sustancia ilegal más consumida tanto en España, como en el conjunto de los países de la Unión Europea. Se estima que más de 22 millones de adultos europeos han consumido cannabis en el último año, el 1% de los adultos europeos prácticamente a diario, siendo ese porcentaje en el caso de España del 2,8% (Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías, 2022 y OEDA 2022). Concretamente en el caso de Andalucía, el 23,3% del alumnado (14-18 años) consumió cannabis alguna vez en la vida, 18,7% en el último año y un 13,6% dentro de los 30 días previos a la encuesta. Por otra parte, se observa un consumo problemático de cannabis del 14,5% entre los estudiantes que consumieron dicha sustancia en el último año en España.
Según el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones (2022), se estima que en el último año han comenzado a consumir cannabis 155.800 estudiantes de 14-18 años, siendo ligeramente mayor el número de chicas 83.200 que de chicos 72.600. La edad de inicio del consumo de esta droga comienza antes de los 15 años, sin apreciarse una variación reseñable en este ámbito con respecto a la serie histórica. En cuanto a la población entre 15-64 años, se estima que 237.000 personas empezaron a consumir cannabis en el último año, el mayor inicio de consumo tiene lugar entre los hombres menores de 25 años (OEDA, 2022).
En 2024, según la encuesta EDADES del Plan Nacional Sobre Drogas, entre la población general de nuestro país, aproximadamente 1,4% de la población entre 15 y 64 años presentaba un consumo problemático de cannabis puntuación ≥4 puntos en la escala CAST); una cifra que asciende al 23,8% de los que han consumido cannabis en el último año. tienen tuvieron un consumo problemático de cannabis, siendo esta prevalencia notablemente superior entre los hombres (2,2% de la población total y 25,8% de los usuarios del último año) que entre las mujeres (0,7% y 19,2%; PNSD, 2024).
En España, el consumo de cannabis se realiza principalmente mezclado con el tabaco y por vía fumada (92,9%); los estudios demuestran que la inhalación activa del humo de la mezcla del tabaco con cannabis “porro” está asociada a enfermedades respiratorias y, en particular, a la EPOC y al cáncer. Además, el consumo de cannabis está asociado con problemas neuropsicológicos, psicosis y, aunque con menor respaldo empírico, con trastornos afectivos. Asimismo, el consumo regular de cannabis se asocia con dependencia, hallándose que aproximadamente entre una y dos personas consumidoras regulares de cada diez la desarrollarán, siendo mayor el riesgo si se han iniciado en la adolescencia. Por otra parte, también se observan problemas de índole orgánica, respiratorios o cardiovasculares y síndrome de hiperémesis, considerando que es el consumo regular o diario el que se asocia a la mayoría de los efectos perjudiciales (Company et al., 2020). Cabe destacar que el consumo simultáneo de cannabis y tabaco se asocia con una mayor dependencia del cannabis, problemas psicosociales y peores resultados para dejar de fumar y está asociado a mayores riesgos para la salud que cualquiera de las dos sustancias por separado.
Una de las poblaciones más vulnerables a los efectos del cannabis son los jóvenes. Está descrito que un inicio más temprano se asocia con un mayor riesgo de consumo problemático, un uso posterior de otras sustancias psicoactivas ilícitas, con la presencia de diversas alteraciones del procesamiento cognitivo y de la función motora, con la exacerbación de sintomatología psicopatológica en la edad adulta (Gobbi et al., 2019) y con una mayor probabilidad de fracaso escolar (Chan et al., 2024) .
Al igual que ocurre con otras sustancias adictivas, la etiología del consumo de cannabis, esporádico o problemático, en población adolescente es pluricausal, habiéndose descrito factores de riesgo individuales, familiares, escolares y ambientales (Robinson et al., 2022), siendo necesario un abordaje interdisciplinar del consumo y de las personas consumidoras.
El alto consumo de esta droga se refleja en las admisiones a tratamiento un total de 14.202 personas iniciaron tratamiento por abuso o dependencia a cannabis, de ellas 10.372 acudían por primera vez (OEDA, 2022). El cannabis es el segundo motivo de tratamiento en población general por consumo de drogas ilegales, detrás de la cocaína, pero el primero entre los menores de edad (95,2% de todos los menores de 18 años admitidos a tratamiento). El ascenso se produce tanto en las primeras admisiones como entre las personas con tratamiento previo. Es importante señalar el peso del cannabis entre las personas menores de edad que acuden a tratamiento por consumo o dependencia de sustancias psicoactivas en España. Así, el 96,8% de todas las personas menores de 18 años que se han tratado por consumo de sustancias psicoactivas ilegales en 2018 en nuestro país, lo han hecho por problemas asociados al consumo de cannabis.
En 2020 el 49,4% de las urgencias hospitalarias por consumo de sustancias psicoactivas se relacionaron con el cannabis. En cuanto al Registro Específico de Mortalidad por reacción aguda a sustancias psicoactivas el cannabis está presente en 2018 en el 24,8% de las muertes por reacción aguda a sustancias adictivas. En 2018, se notificaron 163 defunciones en las que el cannabis estaba presente. El cannabis viene mostrando una presencia cada vez mayor entre las personas fallecidas de los últimos años, apareciendo habitualmente en combinación con otras sustancias (hipnosedantes, opioides, cocaína y alcohol) pero nada permite suponer que esta sustancia haya contribuido a la muerte (DGPNSD, 2020).